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martes, 3 de junio de 2014

Recordando grandes álbumes vocales: "Music of my mind" (Stevie Wonder 1972)

Queridos seguidores de este blog, hoy os traigo uno de los mejores álbumes de un personaje que, más que uno de los mejores músicos de la historia, yo diría que se trata de un auténtico Dios (así con mayúsculas) de la Música. Hablamos de... Stevie Wonder

Se me acaban los adjetivos con este legendario artista y me declaro incapaz de comentar su obra desde la más mínima objetividad. Para mí, la mayoría de los álbumes de Stevie Wonder son tan buenos que no pueden ser simplemente escuchados sino que lo justo sería ponerse de rodillas y directamente adorar su música.

Quería traer desde hace tiempo alguno de sus álbumes a esta serie de Grandes Albumes Vocales, pero me ha costado decidirme porque seis o siete de ellos se colocan por derecho propio entre los mejores discos de música popular de la historia. Decir esto de otros artistas podría ser exagerar, pero con Mr Wonder esto es quedarnos en realidad un poco cortos.

Podía haberos traído "Talking Book", "Innervisions", "Fulfillingness First Finale" o "Songs in the Key of Life", que son OBRAS MAESTRAS INCONTESTABLES para cualquier crítico musical.
Sinceramente creo que "Music of my mind" es un disco igualmente impresionante, solo que menos conocido para el gran público.




Además, la forma revolucionaria en la que Stevie trata la voz en este álbum lo hace especialmente interesante para nuestro blog de música vocal.

La carrera de Stevie Wonder había comenzado, recordémoslo, muy pronto. Ya con 12 años consigue su primer número uno con "Fingertips", donde demuestra una apabullante precocidad musical, especialmente con su dominio de la armónica.



Pero muy pronto empieza a revelar un enorme talento para la composición musical. Entre los 16 y los 19 años de edad escribe algunos hits que a día de hoy son standards, como "Uptight", "I was made to love her" o "My cherie amour". Al mismo tiempo establece sus credenciales como uno de los cantantes de soul más prometedores.



La mayor parte de su obra en esa época juvenil en la compañía Motown es deslumbrante, si bien la producción musical resulta un poco trasnochada a día de hoy en cuanto a sonido y arreglos.

Cansado de las imposiciones de la compañía, a los 21 años decide tomar las riendas de su carrera artística. Con el álbum "Where I'm coming from", consigue ya cambiar la dirección de sus textos hacia una temática más madura, pero la música continúa "sonando a Motown".

Para el siguiente álbum, Stevie rompe totalmente con todas las normas. Emigra a Nueva York y alquila el estudio de grabación Electric Lady (fundado por Jimmy Hendrix). Además traba contacto con los productores Malcolm Cecil y Robert Margouleff. Este encuentro resulta crucial, porque son  estos quienes le empujan a experimentar con la música electrónica y los sintetizadores, algo radicalmente innovador en aquella época, y más aún para un músico de soul.

En 1972 Stevie Wonder es un joven de 22 años que pasa todas sus horas encerrado en el estudio, experimentando incansablemente con todo tipo de sonidos de sintetizador y con los géneros musicales más diversos. El resultado de aquellas interminables horas de experimentación es un álbum que va a cambiar la historia: "Music of my Mind".

Ahora pinchad el siguiente enlace y escuchad el álbum completo (a ser posible con el volumen bien alto).



Ya desde los primeros acordes del tema que abre el disco "Love having you around" los oyentes de aquel año 1972 fueron conscientes de que se trataba de un sonido totalmente nuevo.

La forma en la que Stevie Wonder emplea aquí la voz es revolucionaria, mediante frases cortas ("Please!", "Ma-ma-ma-my baby", "Baby, baby, baby", "Listen, baby!"), que van puntuando rítmicamente la línea solista, haciendo diferentes contramelodías, jugando con la panoramización de las voces y con diferentes procesamientos de la voz, como un empleo del vocoder que es espectacular.

"Love having you around" establece el paso de Stevie Wonder del soul al funk, una música híbrida de jazz, soul y rock, caracterizada por su ritmo cadencioso, con líneas de bajo prominentes y esquemas circulares de composición, una música en la que cabe todo y que persigue una sonoridad deliberadamente "sucia", transgresora y provocadora.

Después de más de siete minutos de puro optimismo "funk", Stevie nos deleita con un tema de jazz  titulado "Superwoman", una maravilla en la que destacan con luz propia los deliciosos arreglos vocales y en la que aborda uno de sus temas favoritos, los conflictos de pareja.

Sin bajar el listón de calidad, el tercer tema titulado "I love every little thing about you" es también uno de los mejores temas jamás grabados por el artista. Aquí emplea de manera magistral la percusión vocal, anticipándose en años a corrientes de artistas como Bobby McFerrin o Al Jarreau en el empleo de este recurso.

El resto del álbum mantiene el mismo nivel y continúa el carrusel de estilos musicales, blues en "Sweet little girl", folk en "Happier than the morning sun", ambient-jazz en "Seems so long" y de nuevo funk en "Keep on running". La coctelera de Stevie Wonder puede con todos los ingredientes y además los combina en progresiones armónicas totalmente inéditas, como en una de sus mejores composiciones "Girl blue".

El álbum concluye con "Evil", un espectacular himno dirigido nada menos que contra el Mal (así, con mayúsculas), con clara influencia del gospel pasado por la sonoridad del sintetizador Moog.
En una de las interpretaciones vocales más vigorosas de su carrera, Stevie Wonder cierra el disco  por todo lo alto haciendo gala de su legendaria capacidad vocal con un do sostenido de pecho (literal).

Cuando este disco salió al mercado los críticos se quedaron atónitos, pero el impacto solo duró hasta unos meses más tarde, cuando Stevie Wonder saca al mercado el álbum "Talking Book", que incluye "Superstition" y "You are the sunshine of my life"... Pero eso ya es otra historia.

domingo, 27 de octubre de 2013

Recordando grandes álbumes vocales: "Simple pleasures" de Bobby McFerrin

Probablemente el álbum pop vocal a capella más famoso de todos los tiempos, este trabajo del gran Bobby McFerrin cumple ahora 25 años desde que fuera publicado allá por 1986.



Aunque no se trataba del primer álbum en la carrera del genial artista (era su quinto disco), sí que fue el que colocó a Bobby McFerrin en la cima de su popularidad, ganando varios premios Grammy y haciéndose famoso en todo el planeta.
¿Quién no conoce la popular tonada "Don't worry be happy"?




Aunque no era la primera vez que un artista grababa un álbum completamente a capella y en solitario (ya hemos hablado en este blog del álbum "A capella" editado por Todd Rundgren en 1985), sí era la primera vez que un trabajo de estas características lograba tal reconocimiento por parte tanto de la crítica como del público.

El éxito del disco se debió sobre todo al impacto de la canción "Don't worry be happy", pero el resto del álbum es igual de genial. McFerrin ya había sentado las bases de su prestigio profesional en el mundo del jazz tras un debut deslumbrante con el álbum homónimo "Bobby McFerrin" (1982), en el que hace varias voces pero también incluye instrumentos y algunas composiciones propias de gran calidad, como ese "Jubilee", que Jaimina Johnston y su grupo homenajearan en su penúltimo disco "Brotes Verdes" o la canción "Sightless Bird".





Más tarde publicó "The voice" y "Spontaneous inventions", dos joyas en las que hace gala de su gran capacidad de improvisación, una de las mejores virtudes del cantante.

En cambio, en "Simple pleasures" el artista nos presenta una forma totalmente diferente de hacer música, a través del overdubbing  (sobregrabando varias líneas de su propia voz), pero con una simplicidad tan refrescante (apenas un poco de percusión vocal, una línea de bajo y dos o tres voces más) que resulta imposible que nos cansemos de oír sus singulares versiones, como este divertido "Good Lovin".




Los siguientes discos publicados por Bobby McFerrin no han tenido ni de lejos tanto éxito, pero son igualmente recomendables. Para despedirme, y deseando que el artista se haya recuperado plenamente de esos problemillas cardiacos que le obligaron a cancelar algunos conciertos hace unas pocas semanas, os dejo uno de los temas que más me gustan, se titula "Common threads" y está contenido en el álbum "Medicine Music".





sábado, 21 de abril de 2012

Quincy Jones' "Back on the Block"

Recordando los mejores álbumes vocales de la historia os traigo hoy un disco auténticamente imprescindible.
Se trata de un trabajo producido por el maestro Quincy Jones en 1989 que obtuvo la friolera de siete premios Grammy, para un total de 25 en toda su carrera profesional, que abarca desde los años 50 hasta la actualidad.

Es un álbum concebido para ser "lo más de lo más", una especie de resumen de la música negra de la segunda mitad del siglo XX, mezclando de una forma increíble el jazz, el hip-hop, la música electrónica, el soul, la música brasileña, el canto zulú, el gospel... A veces estos proyectos tan ambiciosos terminan siendo un desastre, pero la mano sabia de Quincy Jones consigue que el equilibrio del conjunto sea perfecto.

El listado de artistas que colaboran en el disco lo dice todo: Ray Charles, Chaka Khan, Dionne Warwick, Barry White, Luther Vandross, Siedah Garrett, Bobby McFerrin, Al Jarreau, Take 6, Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan, James Ingram, Al B. Sure, Tevin Campbell, el coro de Andrae Crouch y los raperos Ice-T, Big Daddy Kane, Kool Moe Dee y Melle Mel. Y en cuanto a instrumentistas aparecen nombre legendarios como Miles Davis, Dizzy Gillespie, Herbie Hancock, James Moody, Gerald Albright, George Benson, George Duke, Joe Zawinul o Sheila E. entre otros.

En cuanto a las canciones, el álbum rescata algunos temas antiguos como "Birdland" de Weather Report o "I'll be good to you" de The Brothers Johnson y los alterna con canciones nuevas, nacidas sobre todo del talento de Ian Prince, Siedah Garrett, Rod Temperton (autor de muchos éxitos de Michael Jackson) y el propio Quincy Jones.

El resultado es deslumbrante. Muchas veces se ha acusado a Quincy Jones de que sus producciones resultan demasiado perfectas, demasiado pulidas y de que algunos de sus discos tienen un sonido anticuado, con arreglos un poco empalagosos. Sin embargo, han pasado ya 23 años desde que saliera al mercado y este disco sigue manteniendo toda su fuerza y no nos cansamos de oír sus canciones.

Todos los cortes son espléndidos, pero ya que estamos en un blog de música vocal, vamos a recordar este "We B doin' it", interpretado rigurosamente a capella, con Bobby McFerrin actuando de bajo, Quincy Jones haciendo beatbox para crear la percusión, los coros de Take 6 y como solistas nada menos que Ella Fitzgerald, Al Jarreau ,Siedah Garrett y Sara Vaughan, demostrando que no hace falta usar instrumentos para hacer música funky.




sábado, 11 de junio de 2011

Beatbox: algo más que hacer ruidos con la boca

El Beatbox o practicar beatboxing es una forma de percusión vocal basada en la habilidad para producir beats de batería, ritmos y, en un sentido más amplio, sonidos musicales, utilizando la propia boca, labios, lengua y voz.

Esta forma de hacer música nació en los años 80 en el seno de la cultura hip-hop (el rap, el breakdance, etc), mundo al que sigue muy conectada en la actualidad.

Su nombre proviene de las clásicas cajas de ritmo (beatbox), cuando en los suburbios de Nueva York algunos jóvenes aprendieron a imitar los ritmos de estos instrumentos con su propia voz, lo cual resultaba mucho más barato y al mismo tiempo ampliaba enormemente las posibilidades creativas.

El beatbox requiere habitualmente un micrófono, el cual proporciona un procesamiento adicional a la simple voz humana, potenciando las frecuencias graves cuando se emplea pegado a la boca.
Aunque lo primordial en el beatbox es el ritmo, también puede incorporar en ocasiones otros elementos, como imitaciones de otros instrumentos o una línea de bajo.

Un elemento muy importante en el beatboxing actual es la imitación de sonidos propios del hip-hop, como el scratch (el ruido del vinilo cuando el dj retrocede el disco con la mano) y otros.

Desde los años 80 han ido surgiendo figuras que han ido haciendo aportaciones técnicas al beatbox, entre ellas destacaremos a Doug E. Fresh, uno de los pioneros, también conocido como el Human Beatbox, y a Rahzel, the Godfather of Noise (El padrino del ruido).



Actualmente el beatbox es un mundo en sí mismo, y como tiene algo de circense y de más difícil todavía, tiene incluso sus campeonatos del mundo. También tiene su propio canal de vídeos de youtube, en el cual podéis ver actuaciones de expertos de todo el mundo, incluyendo a los propios Doug E. Fresh, Rahzel, pero también al polifacético Bobby McFerrin o al español Lytos.

http://www.youtube.com/user/c4mc4st?blend=1&ob=4

En el mundo del beatbox, de forma análoga a lo que sucede entre los bailarines de hiphop se realizan "combates" en los que los cantantes se retan, valorándose especialmente la capacidad de los cantantes para crear sonidos nuevos, diferentes y para coordinar su incorporación en ritmos que pueden ser a veces muy rápidos.

Finalmente os traigo un tutorial muy simpático en castellano, en el que podréis aprender los principios básicos para practicar vosotros mismos el beatboxing.


lunes, 21 de marzo de 2011

Bobby McFerrin: el increíble "one-man-band"

Bobby McFerrin es posiblemente el artista que más ha explorado todas las posibilidades de la voz humana. Su enorme curiosidad le ha hecho experimentar en todos los campos posibles, desde el jazz be-bop hasta la música clásica pasando por la música tradicional étnica y continuando con el beatbox del hip-hop, etc.

Su gran talento va unido además a un genuino carisma que le hace conectar inmediatamente con cualquier auditorio, lo que lo convierte en uno de los artistas más queridos por el público.

El éxito masivo de su hit "Don´t worry be happy" es, por supuesto, sólo la punta del iceberg de una carrera de experimentación continua en el mundo de la música.

En esta entrevista, Bobby McFerrin cuenta sin ningún pudor algunos de sus "trucos", como por ejemplo, el empleo de los ruidos respiratorios para conseguir efectos rítmicos, y también cómo en sus comienzos durante 2 años se encerraba en su habitación con una grabadora e iba probando nuevos sonidos, así como practicaba escalas y ejercicios de entonación consistentes en practicar intervalos difíciles como octavas, décimas, etc.

Según nos revela, su objetivo nunca fue intentar imitar con la voz los sonidos de los instrumentos, sino que estaba más interesado en la amplia gama de sonoridades que ofrecen los idiomas de todo el mundo, el sonido particular de la lengua francesa o italiana, o incluso las lenguas africanas.

En cuanto a su habilidad para conseguir el efecto "one-man-band" (una sola voz sonando como si fuera toda una banda), su objetivo es siempre dar la información necesaria al oyente para que sea éste el que completa los "huecos" con su imaginación. De esta manera, puede hacer bajo, ritmo, melodía y armonía al mismo tiempo, ya que nunca las canta integramente, sino intercalando partes de cada una de ellas y es el oyente el que las ensambla en su cabeza.




Además os traigo este vídeo legendario con la versión condensada del Mago de Oz en la que Bobby McFerrin demuestra no sólo su capacidad para hacer todas las voces sino también su inagotable sentido del humor y su talento para poner a todo el público a cantar.



Y finalmente, no me resisto a poner este otro vídeo con una de sus improvisaciones con el público.