Artista polifacético, compositor, multiinstrumentista y fenomenal cantante, Donny Hathaway es considerado por muchos críticos musicales como uno de los mayores genios de la música popular. Es también uno de los más infravalorados y resulta generalmente poco conocido por el gran público. Y por eso mismo nos encanta traerlo a este blog.
Nacido en Chicago en 1945, fue criado por su abuela, una cantante profesional de gospel, quien lo introdujo en el coro de la iglesia a temprana edad. Más tarde recibió formación académica musical en la Howard University de Washington DC, donde trabó amistad con la también cantante Roberta Flack, con la que compartiría años más tarde los momentos de mayor éxito de su carrera musical.
A pesar de su extraordinario talento, Donny Hathaway no tuvo una vida feliz; en primer lugar porque siempre se sintió minusvalorado por el público y le costó largos años de carrera en un segundo plano de instrumentista y arreglista hasta llegar a alcanzar en sus últimos años el merecido estatus de estrella musical.
La segunda razón de su infelicidad eran sus problemas mentales, los cuales le llevaron a ser diagnosticado de una esquizofrenia paranoide y precisar medicación de forma regular.
Lamentablemente, el 13 de Enero de 1979, la enfermedad mental le ganó finalmente la partida a Donny y se arrojó por la ventana del Hotel Sussex de Nueva York.
Aunque su legado musical no es muy grande, apenas grabó cinco álbumes de estudio, algunos de sus trabajos son magníficos y su influencia perdura en el tiempo.
El álbum "Extension of a man" (1973), producido por Arif Mardin, se considera justamente una obra maestra, conjugando estilos musicales que van desde la música sinfónica al jazz, pasando por el gospel, el soul, el pop...
Desde la obertura instrumental "I love the Lord, He heard me cry", con influencias de Debussy, Ravel y Stravinsky, se advierte la enorme ambición de este álbum.
Seguidamente, Donny canta "Someday we'll all be free", una hermosa balada con toques de jazz que se ha convertido justamente en un estándar y también en un himno de la comunidad negra ("algún día todos seremos libres"), si bien el letrista de la canción, Edward Howard, declaró que escribió la letra expresando el deseo de que Donny se liberara de los problemas que lo torturaban (y que a la postre lo llevaron a terminar con su vida).
De esta canción se dice que el propio Donny Hathaway se echó a llorar cuando escuchó por primera vez la mezcla final de la grabación.
El resto del álbum es igualmente excepcional, sin apenas momentos en los que disminuya la intensidad; "Valdez in the country" y "Flying easy" son dos cortes cercanos al jazz, mostrando el virtuosismo del propio Donny a los teclados y del resto de un excepcional grupo de músicos que incluye gente como Stanley Clarke, Cornell Dupree, Willy Weeks, Fred White o Cissy Houston.
Lo más increíble del disco en mi opinión es que resulte accesible y "entendible" para el público en su sentido amplio, a pesar de los niveles brutales de experimentación que recorren todo el álbum, como el ya comentado primer tema de estilo cuasi-sinfónico o el tema de baile a ritmo 5/4 "Come little Children".
El elemento vertebrador de todo este catálogo de influencias y estilos es la voz inconfundible de Donny Hathaway, forjada en la tradición del gospel y que nos pone la carne de gallina en el tema que cerraba originalmente el álbum "I know it's you".