Estimados lectores, hemos comenzado el 2015 con mal pie perdiendo a dos personas que cambiaron, cada una a su manera, nuestra forma de entender la música vocal: Andrae Crouch y Ward Swingle.
De Ward Swingle ya hemos hablado en este blog en otra entrada. Fue un visionario que acercó el mundo de la música coral al del jazz, creando a los legendarios Swingle Singers, un grupo legendario cuya huella se transmite de generación en generación en formaciones acapella como The Real Group, The Kings Singers, etc, etc.
Ward Swingle en sus últimos tiempos |
La idea genial que tuvo Ward Swingle fue recrear varias obras de Bach empleando solo voces haciendo de instrumentos y todo ello a ritmo de jazz. Si habéis escuchado alguna pieza del famoso álbum "Johan Sebastien Jazz" de los Swingle Singers entenderéis por qué digo que es genial.
Más tarde los Swingle Singers derivarían en un grupo más pop, más acorde con el devenir de los tiempos, haciendo una música siempre magnífica, aunque perdiendo un poco este encanto de la formación original de los años 60.
Y cambiando de estilo musical, el mundo del gospel se encuentra también de luto desde el pasado día 8 de Enero por el fallecimiento de uno de sus más grandes representantes, el cantante, compositor, arreglista y director de coros de góspel Andrae Crouch.
Andrae Crouch nació en San Francisco, California, y fue un niño prodigio que a los once añitos ya acompañaba al piano en las celebraciones de las misas de su congregación.
A los 18 años ya había creado su propio grupo musical, los "Church of God in Christ Singers", cuya formación incluía a un joven Billy Preston como teclista. A través de este grupo Andrae Crouch dio a conocer su canción más emblemática "The Blood will never lose its power", escrita cuando tenía solo 15 años.
Aquí lo tenemos cantándola con una de las sucesivas formaciones que creó a lo largo de su extensa carrera musical, siempre de la mano de su hermana melliza Sandra Crouch.
Los arreglos que Andrae Crouch hacía sobre los tradicionales temas de la tradición del gospel eran revolucionarios en el sentido de que los acercaban al jazz y a la música pop. Eso hizo que sus grupos gozaran siempre tanto del respeto de la crítica como del favor del público (aunque también había puristas del góspel que no lo miraban con buenos ojos).
Andrae y Sandra Crouch tuvieron una relación de amistad muy estrecha con el gran Michael Jackson, quien enriqueció alguna de sus canciones más celebradas con el sonido inconfundible de los Andre Crouch Singers, como en esta joya que todos conocemos, "Man in the Mirror", perteneciente a al bastante infravalorado álbum "Bad" de Michael Jackson. Solo por esos coros haciendo "Oh yeah" ya merece la pena recordar este álbum.