La noticia ha llenado todos los diarios y las redes sociales: con la muerte de David Bowie se nos ha ido un mito que era al mismo tiempo un gran músico con una creatividad desbordante, un vocalista superdotado y un personaje con un extraordinario magnetismo que se convirtió casi desde los inicios de su carrera en lo que llamamos una "figura de culto".
Cuando fallece una persona famosa es habitual que todos los medios se vuelquen en elogios, pero en este caso la respuesta se ha multiplicado cien veces y hemos redescubierto todos de alguna manera a una figura que era mucho más que un físico con pinta de extraterrestre y unos cambios de look llamativos. David Bowie era mucho más que eso.
De hecho, en 2013 se inauguró en Londres la exposición "David Bowie is" recogiendo trajes y otros objetos del artista además de instalaciones multimedia con su música, y el éxito fue tal que tras superar el millón de visitantes la muestra ha recorrido ya varios países.
Se puede decir que David Bowie era en sí mismo una "obra de arte" por su singularidad y por la capacidad de provocar reacciones en el público no solo por su música sino especialmente por su apariencia física, su forma de vestirse y maquillarse, su dominio del escenario, su interés por cualquier forma de creatividad y su capacidad camaleónica de transformarse en diversas personas.
Dentro de su larga carrera como compositor y cantante, personalmente tengo debilidad por su etapa de principios de los setenta, con composiciones magistrales como "Space Oddity"o "Life on Mars?" donde exhibe además su enorme capacidad vocal y un estilo único de cantar que es una sorprendente mezcla de pop, punk, rock, music-hall y mil influencias más que se mezclan para dar lugar a una interpretación siempre única.
"Space Oddity"
"Life on Mars?"